miércoles, 29 de diciembre de 2010

2011

Propósitos.
Con la excusa del año que viene.
Con la pérdida de un año más.
Avances y pasos atrás.

Sonreir cada día puede ser una gran meta. Difícil, pero factible.
Uno los provoca, cambios, y unos irán a mejor y hacia donde yo quiero. Los otros... quizás no.

Para este año que se aproxima, salud, mucha salud porque todo se puede si ella está.

Feliz año impar (seguro que será aun mejor que el par...).

lunes, 27 de diciembre de 2010

Entreabierto

Sigo andando, cada vez con menos lastres, eso creo.
A veces me imagino en un mundo diferente. Uno parecido a cuando ando por las calles de Chueca. Uno hecho para todas, sin miradas, más que para saludos o sonrisas.
Cada día pienso que el mundo avanza. A pasos imperceptibles, pero con movimiento continuo.
Luego escucho y veo y oigo. Miro a mi alrededor y puedo ver que la diferencia se hace eterna. El cambio en las mentalidades, o en el trato o en la comprensión es demasiado pequeño.
Mi valentía ante mi misma se torna prudente. Sólo me armo de valor cuando un momento pasa por mi mente. Un deseo que me lleva a dejarme ver, sólo mediante insinuaciones demasiado sutiles, pero para mi muy obvias.

Y cuando creo que todo el mundo lo presupone, mi condición, lo que realmente soy, veo que siguen desviando, sin acertar, oyen pero olvidan.
Es increible ser ciudadana de tercera. Por que la ley discrimina, pero la ley no es más que un reflejo de la sociedad, que aun sigue en la edad de piedra.
No tendría que luchar por derechos tan fundamentales como ser yo misma.
Mi visibilidad no debería estar en la parte de preocupaciones. No puede ser que me ponga nerviosa, justo cuando me quiero mostrar.

Se puede vivir toda una vida oculta. Mi deseo imperioso es acruciante. Tengo que ser yo, en todos los ámbitos. Quiero hablar, decir, sentir, o callar, pero ser yo siempre.
Pedir respeto es demasiado cuando no estás donde la mayoría. La normalidad la deforman cuando la hacen el molde que da forma a lo que es natural y correcto.

Mi impaciencia aumenta y me veo fuera. Este armario tiene ya demasiados agujeros y no puedo apuntalarlo durante mucho tiempo más. Quiero aire, quiero ser, quiero mostrarme y no sólo cuando estoy lejos de donde hago mi vida.

Soy tan yo cuando hablo sin cortapisas...
Es genial estar sin aparentar.

No me marco metas, puesto que ya solas se están imponiendo de una forma muy natural.

Tal vez el próximo año solo quede la puerta de este desgastado y apolillado armario que hoy mantengo.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Diciembre

Otro año más. No lo mido en enero. Lo capto en noviembre y lo vivo en diciembre.
Más fechas, las entrañables, las fiestas, los buenos deseos, los derroches...

Frio diciembre...
Solo cuando mi conciencia era niña pudiste abrigarme.
No me terminó de gustar tu actitud desafiante, llena de recuerdos de todo un año vivido.
Siempre haciendo balance de que pasó en unos meses y en función de ellos pedir a gritos la entrada de un nuevo año, o no...

Desde el dos mil no me has gustado. Si ya era triste verte, lo fue más cuando un 3 de diciembre arrastraste al limbo a quien me vio nacer.
No puedo remediar cierta melancolía de otros días que viví en tu odisea.

Desde luego ya no te espero. Ya no me rindo a tus festivos, ya no tengo deseos buenos ni malos. Ya no derrocho si es que alguna vez lo hice.
Odio tu 24, y aun más el 25.
Odio las banderitas rojas con un niño Jesús plasmado medio desnudo.
Odio las luces que hacen parecer los sitios puti clubes.
Odio las buenas intenciones porque siempre tienen otras debajo.

No te vivo con agonía. Solo paso por encima, cumpliendo y deseando que el año que viene traiga mejores cosas, pero como mínimo que mantega la salud o la mejore.

Si hay algo que me gusta de ti. Los dias de asuntos propios que en este mes son muchos, gracias a guardarlos durante 11 meses.

Que te den diciembre.
Y a los que leen, felices intenciones y que se cumplan vuestros deseos en cualquier época del año, no espereis a estas fechas para los deseos.